¿Cuánto cuesta el autismo? Sería una
pregunta retórica sin respuesta, pues hay que tener en cuenta los costos no tan
solo los económicos sino también los emocionales, psíquicos y el tiempo que se
invierte. Pero hablando de costos monetarios, todo trastorno y/o enfermedad
lleva consigo dinero y más dinero, hablamos de terapias, médicos, medicinas y
educación entre otras.
Y ya ni que decir si no se tiene el apoyo
de un Seguro Social. Lamentablemente, como ya lo dije en otra entrada el Seguro
Social (Dígase ISSSTE, IMSS o Seguro Popular) sólo otorgan el servicio médico
(Psicológico, Psiquiátrico, Neurológico y de Medicina Familiar) pero el apoyo
terapéutico, que es el principal, no lo brinda. Y en el área privada, los
números aumentan, pues hay que considerar que no sólo se necesita la atención
médica sino la ambiental (terapias, apoyo psicológico y educativo).
Por principio, el autismo es un trastorno
general de desarrollo que afecta, como lo dice el nombre, a todo el desarrollo del niño, es decir,
en las áreas de motricidad, aprendizaje, sensorialidad, lenguaje, ect. Claro,
cada niño tendrá en menor o mayor grado problemas en cada área. Lo que implica
que el abanico de terapias y enfermedades se acrecenté o disminuya dependiendo
de cada pequeño.
Y empecemos por el inicio; el diagnóstico.
En el sector público el diagnóstico no tiene precio, pero tarda muchísimo y en
general no cuentan con los especialistas calificados para detectar lo antes
posible el trastorno. Y en el sector privado se puede cotizar entre $2, 500
hasta $9,000 pesos mexicanos[1] aprox.
un diagnóstico de autismo. En ambos rubros se incluyen un estudio de gabinete
(electroencefalograma) y pruebas psicológicas, primero para detectar que el
daño no sea físico y luego porque el autismo es detectado en su forma
conductual.
En el caso de la atención médica,
específicamente al área psiquiátrica y/o neurológica y psicológica que deberían
de ir de la mano, los costos van de $250 hasta $1,200 pesos mexicanos cada
consulta y por cada especialidad[2]. Y,
sin olvidar, el costo de medicamentos, para las diferentes comorbilidades que
van de la mano con el autismo. Por ejemplo, se sabe que hay niños más
hiperactivos que otros o con déficit de sueño, o con problemas digestivos, ect.
Lo que requiere la compra continua de medicamentos[3] y
que implica un gasto mensual.
Las terapias (de lenguaje, motricidad,
sensorialidad, ocupacional, ect.) oscilan entre los $250 y $600 pesos mexicanos[4], y
se llevan a cabo en espacios de una hora y una vez por semana. Para una familia que vive al día pudiera significar un lujo. Y pocas son
las Instituciones públicas que ofrecen el servicio de manera gratuita o con
precios bajos, pero con el inconveniente de que hay lista de espera y los
talleres son cortos, esto para atender a la demás población.
Luego está el factor geográfico, como todo, la gran
mayoría de los que proporcionan las terapias, ofrecen sus servicios en ciudades
céntricas y la población con autismo que vive en los pueblos o poblaciones
apartadas tienen que viajar distancias muy largas, lo que implica gastos de
transporte y alimentación. Sin contar que hay estados de la República Mexicana
que no cuentan con centros, instituciones, asociaciones que puedan dar un
diagnóstico y/o tratamiento integral para los chicos con autismo. Muchos viajan
a la Ciudad de México para conseguirlo y/o tratar a sus hijos, incrementando
los gastos.
Así que, si en nuestro presupuesto
familiar incluimos los gastos que genera un trastorno como el autismo, acabamos
muy superados.
En artículos que hablan y desarrollan
planes financieros personales o familiares, recomiendan que a la salud se le
otorgue de un 5% a 10% de salario. Me encanto que un
artículo menciono que “si se tiene buena salud” se destine más a este
porcentaje. Parece más un deseo bueno que una realidad que vivimos, en fin. Y
los padres con chicos con autismo, sabemos que son meras ilusiones quedarnos en
estos rangos. Somos como buenos malabaristas que tratan de balancear los gastos
del autismo y los gastos comunes, no por ser de poca importancia sino porque
son los que tenemos que tener presentes todos los meses (comida, vivienda,
transporte y servicios).
Pongamos un ejemplo: Una familia que gana
$5. 000.00 pesos mexicanos al mes, tendría que usar $500 pesos al mes en salud
para no afectar sus finanzas. Eso nos deja con $125 pesos a la semana para
emplearlo en una terapia, que con los precios actuales (que menciono arriba),
ni siquiera podría acceder a ella o solamente dos veces por mes. Sin tomar en
cuenta que algunas veces se debe acudir con el paidopsiquiatra o neurólogo y/o
psicólogo. Y sólo sería un tipo de terapia[5].
Me recordó a la canción popular de Chava
Flores “Mira Bartola/Ahí te dejo estos dos
pesos/pagas la renta/el teléfono y la luz” en nuestro caso sería. “Mira
Bartola/Ahí te dejo estos dos pesos, pagas la terapia, al médico y su
educación”.
Campbell-Araujo, O. A., & Figueroa-Duarte, A. S. en artículo describen un estudio muy interesante realizado a familias con hijos con Autismo en México en dónde describen los costos médico, psicológicos y sociales que pasan las familias. Mencionando en qué ámbitos se afectan "[...] se acepta que la enfermedad tiene costos económicos elevados, con una importante repercusión en la familia y la comunidad, en la que se intensifica la pobreza doméstica, inestabilidad en el matrimonio, decremento en las oportunidades de empleo por la discapacidad y de las oportunidades para educar a los hijos, por mencionar algunos de ellos." [6]
Hay también dos artículos muy interesantes que tratan el tema del costo del autismo uno de DanielComin (España) y Carlos E. Orellana Ayala (Guatemala), ambos en Autismo Diario.
A modo de conclusión
En México no existen cifras exactas sobre
la cantidad de población con TEA ni los estudios demográficos que indiquen en
qué poblaciones, de que sector económico y en qué condiciones viven. Sólo hay
aproximaciones, por ejemplo, el INEGI dice que hay alrededor de cinco mil niños
con autismo. Las Fundaciones o asociaciones civiles aportan la información de sus
usuarios y se estima que hay 1 niño con autismo por cada 115 neurotípico*. Pero
es triste que siendo un trastorno que aumenta cada día, no se contemple como
una alerta de salud pública, por no ser una enfermedad, sino un problema
conductual y de adaptación. Y si agregamos que el gobierno minimiza el
problema.
Por otra parte, falta mucha regulación por
parte de la Secretaria de Salud para implementar políticas de salud que vigilen
y regulen, en el área privada, la atención médica y ambiental que se brinda a
los pacientes con TEA. Es de llamar la atención la gran diferencia que hay en
los precios para realizar un diagnóstico, y tener una terapia.
Pero sin importar los números, los padres
de familia estaremos apoyando a nuestros pequeños para su mejor adaptación e
inclusión.
Muchas gracias a los Contadores Aura Berenice Amador y Joaquín S. Bastida por su ayuda y consejos en este tema del blog.
[1] Para
esto solicite el apoyo de papis con niños con autismo (con una muestra de 15
personas) para que me contarán, cuánto costo el diagnostico de su niño y estos
fueron los parámetros. Si bien, en muchos casos no se agregó el costo de
transportación, comida, ect. Lo que hace las cifras más duras.
[2] Hay
que aclarar que, en los precios menores, los hospitales mediante Fundaciones
realizan un subsidio y pueden bajar sus costos de las consultas médicas.
[3] No
sólo medicamentos alópatas, los medicamentos homeopáticos e incluso herbolarios
tienen un costo que, a veces, se iguala con el precio alópata. Dependiendo de
marcas y/o laboratorios y si son nacionales o extranjeros.
[4] Esta
información sale de una investigación propia y cotizando a través de páginas
web y aplicaciones.
[5] Aquí
ponemos un ejemplo que corresponde a 2.5 salarios mínimos de un mes
[6] Campbell-Araujo, O. A., & Figueroa-Duarte, A. S. (2001). Impacto del autismo en la familia, la percepción de los padres. Archivos de Neurociencias, 6(1), 6-14. Enlace del artículo
[6] Campbell-Araujo, O. A., & Figueroa-Duarte, A. S. (2001). Impacto del autismo en la familia, la percepción de los padres. Archivos de Neurociencias, 6(1), 6-14. Enlace del artículo
.jpg)
